Sólo le he visto llorar una vez en su vida. Fue en Sestriere (Italia), en Turín 2006, sobre el hombro de su entrenador, el suizo Mauro Pini. La imagen la tengo guardada. Nunca se publicó, por respeto a ella. En aquel momento, María José Rienda, la abanderada española de aquellos Juegos, acababa de perder la gran oportunidad de su vida de convertirse en medallista olímpica, incluso, en campeona. Aquel varapalo (quedó la 13ª en el gigante de los citados Juegos Olímpicos) no le hundió. Días después, el 5 de marzo de 2006, logró su sexto triunfo en una prueba de la Copa del Mundo de gigante, cuarta de la temporada, en Hafjell (Noruega), y se convirtió en la esquiadora española más laureada a nivel mundial de todos los tiempos, por delante de la gran Blanca Fernández Ochoa. Ese año acabó segunda, el punto más álgido de su carrera.
El lunes pasado me llamó. Había leído mi sms: «Acabo de leer la nota de prensa. Me alegro mucho. Enhorabuena, campeona». «Sabía que se me olvidaba alguien y al leer tu mensaje me he acordado, muchas gracias Dani», me dijo al otro lado de las ondas telefónicas. La nota de prensa decía que María José vuelve a la competición este sábado en Ofterschwang (Alemania), una pista talismán para ella, donde consiguió ganar dos pruebas de gigante de la Copa del Mundo de forma consecutiva, el 3 y el 4 de febrero de 2006.
Cuando se sitúe en el portillón de salida de la pista germana habrán pasado 22 meses desde la última vez. Demasiado tiempo. Atrás quedará olvidado el calvario de una lesión que interrumpió la carrera de la mejor esquiadora española de todos los tiempos (con permiso de Blanca). Atrás quedarán Loveland (donde se lesionó), Vail (donde fue operada) y Aspen (la pista donde debió iniciar el asalto al Globo de Cristal de gigante la temporada pasada), un triángulo maldito situado en plenas montañas de Colorado (EE UU). Loveland, la tierra del amor, se convirtió en la nieve del dolor para María José. Su rodilla se rompió por tres sitios en aquel lugar. Vail, su Medical Center y el doctor Richard Steadman, el cirujano que le operó, se convirtieron un mes después en la plataforma de su esperanza y resurrección. Ofterschwang vuelve a ser talismán. No luchará por ganar la prueba, sino por terminar de descender el gigante más duro al que se ha enfrentado 'MJ' en los últimos 15 meses y, quizás, de su carrera deportiva.
Regresa María José Rienda. Y lo hace para que el esquí le devuelva lo que le quitó. Los próximos Juegos Olímpicos de Vancouver 2010 son su horizonte. Dos años. Dos años para recuperar el terreno perdido y despedirse con una medalla olímpica en su cuello. Y quien sabe si un Globo de Cristal en su estantería de éxitos. Si no lo logra, no pasará nada. María José Rienda ya se ha ganado el derecho a ser reconocida como una de las mejores deportistas españolas de todos los tiempos, en un deporte sin tradición en España, salvo la de los hermanos Fernández Ochoa. Much@s son los que vibran hoy con Fernando Alonso. Yo lo haré este sábado, cuando María José regrese. Ojalá otr@s lo hagan en el futuro con ella. Será señal de que Rienda ha vuelto de verdad.
Suerte campeona.
El caldo
Llevo tiempo sin recomendar vinos y el regreso de María José se merece un brindis. Y para ello, nada mejor que la bebida de los campeones, el champán. Y no uno cualquiera, sino el mejor: Dom Pèrignon.
Banda sonora
Sí, música para acompañar este regreso. Rock and roll. Guns & Roses. Axel, Slash y compañía. Esquí, nieve, paraísos perdidos... Caña. Paradise City
Fotos: IDEAL
23 ene 2008
Ofterchswang o volver a empezar
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